Amy Winehouse vuelve a medio gas en Brasil

Habían pasado más de dos años desde su última gira. Cualquier cosa podía esperarse de su regreso a los escenarios; podía incluso ocurrir que no volviera, que dejara plantados a los 12.000 fans que la aguardaban en la isla brasileña de Florianópolis. Pero cuando llegó el momento tan esperado, poco antes de la una de la madrugada del domingo, Amy Winehouse dio la cara y demostró que sigue siendo ella. Para bien y para mal.

La diva británica, de 27 años, llevaba cuatro días dando señales contradictorias desde el cuartel general que ha escogido para esta semana y media de conciertos por Brasil: la lujosa 'suite loft' del hotel Santa Teresa, en el barrio bohemio del mismo nombre en Río de Janeiro. Un espacio de 160 metros cuadrados con una vista panorámica de 180º hacia la bahía de Guanabara, las sierras de Petrópolis y Teresópolis y las favelas de Providência y Mangueira, entre otros puntos representativos de la 'Cidade Maravilhosa' aunque menos populares que Copacabana e Ipanema, las playas que suelen preferir los famosos.

Llegó Amy a Río de buen humor, con la aparente intención de demostrar que al fin ha dejado atrás sus reiterados escándalos con las drogas y el alcohol. Sonriente y relajada, la artista pasó largos ratos disfrutando del paisaje con un telescopio y hasta pidió un gimnasio privado para ejercitar su físico.

Pero la ganadora de cinco premios Grammy también mostró su otro lado y empleados del hotel se encargaron de airearlo inmediatamente a la prensa. Por esa indiscreción se supo que la cantante, entre sorprendida y enfadada por la ausencia de alcohol en su minibar, decidió salir de 'caza' a las habitaciones contiguas para adueñarse de algunas botellas con las que animar la veraniega noche carioca.

Y ni siquiera hizo falta recurrir a filtraciones para asistir al momento estrella de su gira: bastó con alzar la vista hacia su balcón, pasadas las ocho de la mañana del viernes, para verla aparecer con los pechos asomándose más de la cuenta por encima de su bikini caído. ¿Resacón o descuido?
Janelle Monáe, espectacular
En la sureña Florianópolis, a hora y media de Río en avión, la británica se presentó bastante más digna. Era fácil. La joven estrella desembarcó en el Stage Music Park -junto a la exclusiva discoteca Pacha- vestida de rosa claro y luciendo escote frente a la bandera brasileña. Antes le habían puesto el listón alto el cantante y compositor Mayer Howthorne y, sobre todo, la joven revelación del 'soul' Janelle Monáe, que encendió al público con sus ritmos y sus bailes, incluido un perfecto 'moonwalk' del que Michael Jackson estaría orgulloso.

Amy arrancó con 'Just Friends', uno de los temas de 'Back to Black' (2006), el aclamado disco del que salió la mayor parte de la musica que abasteció sus 70 minutos de concierto. De hecho, su segunda interpretación fue la canción que da título a aquel trabajo y también pertenece al mismo la tercera de la noche, 'Tears Dry on their Own'.

Huida y regreso
A la cuarta, la banda se atrevió con una versión de 'Boulevard of Broken Dreams', de Green Day. La artista, sin embargo, hizo de las suyas y necesitó un empujón para recordar la letra. Parecía algo perdida en el escenario, casi tímida, conversando con sus músicos en cada pausa como si no tuviera claro cuál tocaba a continuación. Tampoco dejaba de llevarse la mano a la nariz, de dar repetidos sorbos a las botellas de agua repartidas a su alrededor y de hacer gárgaras.

Y así surgió la amenaza del desastre: mucho antes de haber concluido siquiera la mitad del espectáculo, la cantante desapareció sin decir palabra. El público se temió la espantada y el vocalista Zalon improvisó para llenar el vacío. Al final, Amy regresó para continuar repasando 'Back to Black' con 'Love is a Losing Game', 'Some Unholy War', 'Rehab' -recibida con un estallido de euforia en la pista-, 'I'm No Good' y 'Me and Mr. Jones'.

Hasta que la protagonista volvió a huir. Pero esta vez era la esperada, la habitual, la de los aplausos y los "Amy, Amy, Amy" para que la diva regalara algún tema más antes de despedirse de Florianópolis. Lo hizo por partida doble, con 'You're Wondering Now' y 'Valerie', dos bises que dejaron a los fans satisfechos aunque con la sensación de haber presenciado un show desequilibrado, un repertorio lleno de altibajos que deberá pulirse en las siguientes escalas de la gira brasileña. A la reina del 'soul' le esperan Río, con dos actuaciones consecutivas entre lunes y martes, Recife, el próximo jueves, y finalmente São Paulo, dos días después.

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