General Motors vuelve a Wall Street


Es la mayor colocación anticipada de acciones desde la entrada de Google en 2004.- La mayor parte de los títulos puestos a la venta pertenecían al Tesoro

Al inconfundible toque de campana, en la apertura de la jornada bursátil en Wall Street se le sumó fuera del edificio de las columnas el regido del motor de un Chevrolet Camaro, para celebrar el retorno de General Motors (GM) al parqué. Y lo hizo a lo grande.
El gigante de Detroit, 16 meses después de la bancarrota, protagonizó la mayor OPV en la historia corporativa de EE UU.

Las acciones empezaron la jornada con un valor de 33 dólares pero rápidamente ganaron casi un 9%, al final de la jornada la nueva General Motors ha cerrado su primer día de cotización con una subida del 3,6%, a un precio de 34,19 dólares la acción.

Se trata de la colocación de acciones más anticipada en la plaza neoyorquina desde que debutara el buscador Google, en agosto de 2004. Y supera la que protagonizó hace dos años el emisor de las tarjetas Visa.
La expectación era tal en el parqué que recordó a lo que solía ser Wall Street cuando no dominaban las máquinas y las cosas iban viento en popa para la economía.

De hecho la Bolsa de Nueva York ha cerrado con decididos avances y su principal indicador, el Dow Jones de Industriales, ha terminado la jornada con un ascenso del 1,57% en una jornada marcada por el contundente regreso
del fabricante automovilístico.

A los pocos segundos de abrirse la cotización en el New York Stock Exchange, sus títulos subieron casi un 9%, saltando de los 33 dólares del precio fijado para la salida hasta rozar los 36 dólares. El valor de la nueva GM se calculaba entorno a los 56.700 millones, comparables a los de su rival Ford Motor, la una de las tres marcas de Detroit que no recibió ayudas públicas.

General Motors colocó en el mercado 478 millones de acciones comunes, de las que 358 millones correspondían a su mayor accionista, el Tesoro de EE UU. Si se tienen en cuenta todos los títulos que se sacaron al mercado público, la compañía recaudó 23.100 millones. El dinero irá íntegramente al bolsillo del contribuyente, que ya recibió 10.000 millones.

El Tío Sam, que inyectó hace año y medio un total de 49.500 millones en la compañía para financiar su reestructuración, reducirá así su control del 61% al 33% del capital. La Administración que preside Barack Obama, muy criticada por su intervención en el sector, podrá cantar así victoria un año. Y a la automovilística, quitarse el estigma de "Government Motors".

Pero pasará tiempo antes de que el contribuyente recupere toda la inversión. Para eso, las acciones que conserva el Tesoro deberán apreciarse hasta los 54 dólares, antes de poder venderlas. La automovilística tiene ahora un balance menos apalancado. El tercer trimestre con un beneficio de 1.960 millones, el mejor resultado en 11 años y el tercero consecutivo en positivo.

Dan Akerson, consejero delegado de GM, destacó el optimismo y la confianza que hay ahora hacia la compañía. Y dejó claro al contribuyente estadounidense que en Detroit se aprendió la lección. "Sabemos como hemos llegado aquí, y aprendido mucho en estos tiempos tan difíciles", dijo, mientras reiteraba su determinación de hacer de GM "una compañía de la que todos sean orgullosos".

La ejecutiva de GM deja claro que se devolverá toda la deuda, con intereses y dividendos. Pero la vuelta a Wall Street es un paso en el renacer de la compañía, que emplea a 208.000 personas en todo el mundo. El ganador, dijo Akerson, lo dictará el mercado. "Vamos a diseñar y construir el mejor vehículo posible para el consumidor, en cualquier parte del mundo".

Chris Liddell, director financiero del grupo, habló de "grandes perspectivas" para la compañía tanto en los mercados maduros, como EEUU y en Europa, y emergentes, como Brasil, India y China. Para el europeo, el plan es muy similar al estadounidense. "Necesitamos mejorar la capacidad de utilización de nuestras plantas y reducir costes" para que vuelva a ser rentable.